El argumento de este filme es bastante sencillo y enseguida capta la atención del espectador (un hombre fallece de un tumor cerebral y deja a su esposa una serie de cartas que recibe semanas y meses después de su muerte para que de este modo ella afronte el futuro con optimismo). Sin embargo, y como sucede en tantas y tantas ocasiones, las expectativas que uno tiene con determinadas producciones suelen ser demasiado elevadas si luego nos atenemos a lo que la realidad nos depara.
Así, “Posdata: Te quiero” es una cinta lenta. El punto de partida de la historia no aparece en escena hasta que ha transcurrido alrededor de media hora del filme, sucediéndose una serie de insulsas situaciones antes y después de que Holly, la protagonista, vaya abriendo las distintas misivas que en su día escribió su desaparecido marido. Amigas insoportables, apuntes cómicos que no nos hacen reír y tópicas palabras sobre el amor se acumulan en un guión bastante más convencional de lo esperado. Al menos uno puede disfrutar de algunos de los hermosos paisajes por los que se pasean los personajes, de la agradable música de John Powell, quien logra dejarse oír a pesar de las numerosas canciones que forman parte de la banda sonora, y de las interpretaciones de algunos integrantes de su reparto (Kathy Bates y Hilary Swank en los instantes dramáticos de la cinta). Sin embargo, insisto, la sensación que se nos queda tras ver esta película es la de encontrarnos ante una desaprovechada obra a la que le sobra mucho metraje y le falta algo de sentimiento (eso sí, sus responsables deben de estar bien contentos, ya que, con un presupuesto de 30 millones de dólares, “Posdata: Te quiero” ya ha recaudado alrededor de 140 en todo el mundo).
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